San Pedro Apóstol


seminaristas asiáticos

Una obra destinada a que ninguna vocación se pierda por no contar con los medios necesarios para su discernimiento y formación.
La Obra Pontificia de San Pedro Apóstol tiene por objeto contribuir al crecimiento del clero local en los países de misión y ayudar a la formación de los sacerdotes y de las religiosas y religiosos, de forma que ninguna vocación se pierda por falta de medios materiales.




I. ¿Cómo trabaja?
Se hace efectiva mediante:
  • La concesión de subsidios anuales 
  • en favor de Seminarios Mayores, Propedéuticos y Menores de los países de misión para contribuir al mantenimiento de los seminaristas.
  • La construcción, ampliación y reestructuración de los mismos Seminarios.
  • La asistencia económica a los novicios y novicias del primer año de vida 
  • religiosa y concesión de subsidios extraordinarios para el mantenimiento de sus 
  • centros de formación.
II. ¿Qué necesidades trata de remediar en los territorios de misión?
a) Sostenimiento de vocaciones
El número de religiosas ha aumentado en 31.000 vocaciones en los últimos quince años hasta alcanzar la cifra de 147.343 religiosas.
El número de religiosos ha aumentado en 38.000 vocaciones en los últimos quince años, hasta los 51.358 religiosos.
Los seminaristas mayores a los que ayudó la Obra en el 2007 fueron 27.329 seminaristas, por encima de los 17.309 del año 1989.
El número de seminaristas mayores en los últimos 25 años se ha triplicado en África. En Asia, el aumento ha sido de un 125% y en América del 65%.
La Obra de San Pedro Apóstol ha ayudado en el 2007 a 1 de cada 4 seminaristas mayores del mundo.
Ha ayudado en el 2007 a 50.130 seminaristas menores.
Ha atendido a 6.018 novicias y a 3.534 novicios de congregaciones religiosas, la mayor parte de ellos (el 62%) en Asia.
Se ha ayudado a 314 seminarios mayores, lo que equivaldría a ayudar a todos los seminarios de cinco países como España.
b) Consolidación de la Iglesia
  • El número de nuevas diócesis creadas en el 2007 fue de 9: 5 en África, 1 en América y 3 en Asia. En el 2006, se crearon 13. En el 2005, 15. En el 2004, 9. En el 2003, 24. Es decir, en 5 años, 70 diócesis.
  • El número de obispos autóctonos ha pasado de 670 en 1989 a 766 obispos autóctonos en el 2005.
  • 15.000 nuevos sacerdotes diocesanos 
  • se han incorporado a las diócesis de los territorios de misión en los últimos 15 años.
c) Carencias en la atención pastoral de los católicos.
d) Necesidades de las instituciones educativas y sociales.
¿Cómo se puede colaborar en la Obra San Pedro Apóstol?

El origen de la misma lo encontramos en la iniciativa de dos mujeres seglares, Juana y Estefanía Bigard, en 1888. Quienes, al conocer la obra de los misioneros, se convencieron de que una comunidad cristiana local no puede convertirse plenamente en Iglesia sin un clero autóctono: obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos que dieran valor a la riqueza de las tradiciones locales y predicaran el Evangelio en el ámbito de su misma cultura.
En 1922, fue proclamada y aprobada por la Santa Sede como Obra PontificiaDe esta manera es una institución al servicio del Papa y del Colegio de Obispos. En virtud de su ministerio de Pastor Supremo de la Iglesia y en comunión con todos los Obispos del mundo, el Santo Padre tiene, mejor que cualquier otro, una visión global de las necesidades de todas y de cada una de las Iglesias locales.
Es S.S. el Papa es quien recuerda a los otros Pastores su responsabilidad misionera universal y los invita a participar a un esfuerzo común entre ellos y junto con Él en vista de la evangelización del mundo. El Papa ejerce su autoridad sobre las Obras Misionales Pontificias a través de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos .
La Obra ha constituido un Fondo Mundial de Solidaridad alimentado por los donativos enviados cada año por las comunidades cristianas de los 120 países en los cuales se lleva a cabo la sensibilización misionera. Participan también a este Fondo las Iglesias de Misión que a su vez son las más beneficiadas por las ayudas que distribuye la Obra.
El espíritu es el mismo de las primeras comunidades cristianas: vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno ( Hch 2, 45). Este Fondo expresa la catolicidad y la comunión eclesial. La Obra se preocupa de las necesidades de todas las Iglesias de Misión, sobre todo de las más necesitadas, porque han sido fundadas recientemente o porque se encuentran en países con escasos medios económicos.
Las peticiones llegan al Secretariado Internacional de la Obra que se encarga de clasificarlas ordenándolas por continentes y países de procedencia; a continuación son sometidas a un primer examen con objeto de verificar si existen todos los requisitos necesarios para su estudio, sobre todo la necesaria aprobación de las autoridades eclesiásticas locales. Sucesivamente viene redactada una propuesta de asignación de subsidios que viene discutida por todos los Directores Nacionales de las Obras Misionales Pontificias durante la Asamblea General que tiene lugar en Roma en el mes de mayo, bajo el patrocinio de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
Los Directores proveen colegialmente a la definitiva aprobación del plano de asignación de los subsidios, que después vienen enviados a los respectivos seminarios a través de la Nunciatura Apostólica.
La concesión de subsidios para el sostenimiento de vocaciones diocesanas y religiosas y para la construcción de seminarios.La misión de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol de cooperar al sostenimiento y formación de las vocaciones en países de misión se concreta en tres líneas de intervención fundamentales:
Con el testimonio de una vida evangélica, la ofrenda de sacrificios, la oración cotidiana y el compromiso concreto, en el ámbito de la propia comunidad, por la promoción de nuevas vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa.
Ya que todos los bautizados están llamados a colaborar a la misión Universal de la Iglesia, la Obra se dirige a todo el Pueblo de Dios: familias, comunidades de base, parroquias, escuelas, movimientos, asociaciones, grupos eclesiales, obispos, sacerdotes, religiosas y laicos.
También es importante la colaboración económica según las posibilidades de cada uno. Los donativos pueden ser enviados a la Dirección Nacional de la Obras Misionales Pontificias (para la Obra de San Pedro Apóstol) que existe en cada nación.

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